Yo soy Daniela Bohórquez Ríos. Nací el 16 de
agosto de 1992 en Bello, Antioquia. Según lo que me cuentan mis padres nací en
el Seguro social. ¡De milagro nací viva! Mis padres esperaban un niño el cual iban
a llamar Daniel, pues eso fue lo que les dijeron en la Radiografía: “Ustedes
tendrán un hermoso niño”.
Cuando estaban en el parto, se quedaron
asombrados porque en vez de nacer un niño llegó una niña a su nuevo hogar. Muy
felices me recibieron.
Fui creciendo y me acuerdo que mientras mi
mamá y yo organizábamos la casa donde vivíamos, yo veía los “Power Rangers”, nunca
me perdía ese programa porque yo quería ser la Power Ranger Rosada. También veía
programas como Barney, el sofá de la imaginación, entre otros. En ese entonces, teníamos lavadora, una nevera
beige, un computador y un VHS. También teníamos un equipo de sonido, pero no
recuerdo que yo escuchara música en ese tiempo. Solo veía televisión y de vez
en cuando jugaba en el computador
Cuando cumplí seis años mantenía más en la
casa de mi tía que en la mía, porque mis papás trabajaban todo el día. En ese
tiempo nació mi nueva hermanita. Yo llegaba del colegio y me ponía a ver Aventuras
en pañales, Plaza Sésamo, Los Dumis, El Chavo del 8, Luz clarita, Carrusel y el
Diario de Daniela las primeras novelas que me vi en la vida. La tecnología que
me rodeaba en ese momento no había cambiado mucho: Una nevera blanca, un horno
y un televisor.
Cuando llegué a quinto de primaria, tenía 11
años. Estudiaba en el Andrés Bello y todavía me seguía quedando donde mi tía
para que me cuidara, pero ya mi hermanita estaba más grande, ahora no podía ver
programas de televisión yo sola sino que tenía que compartirlo con ella. Veíamos
en el canal Magic Kids el programa “A jugar con Hugo”. Me gustaba mucho porque
los niños llamaban para jugar con el control de su casa. A mi nunca me dejaron
llamar, pero igual yo simulaba con el control del televisor que estaba jugando.
Ese año me veía la novela mexicana para niños Vivan los niños y también Tentaciones.
En diciembre de ese año, fuimos donde unos primos a celebrar navidad. El
niño Jesús nos trajo a todos el famoso “Tetrís”, el de mis primos era gris y
pero el mío era negro. Yo siempre quise el gris porque era el que todos tenían.
El año siguiente, también celebramos navidad
allá, pero ahora la moda era el Tamagochi. A mí también me dieron uno verde.
Mis primos tenían un Nintendo 64, yo era muy feliz cuando mis papás iban a allá porque yo no tenía. Jugábamos Super
Mario, Don King Kong y matando paticos. Mi papá tenía un Bíper.
Unos años después, me dieron un Walkman
Amarillo para escuchar mi música favorita en Cassetes y la radio, esa era la
moda. Ese año a mis primos les dieron un Play station. Todos éramos felices
jugando en él, a mi nunca me dieron uno con la excusa de que perdería todas las
materias por estar jugando todo el día en “Ese aparato”. Por este tiempo, mi
novela favorita era Como en el cine, nunca
me la perdía y mi canal favorito era Cartoon Network.
Cuando cumplí 13 años, ya la moda no era el
walkman si no el discman, que era para escuchar CS´s y había llegado otro
hermanito a la casa. En este tiempo estudiaba en el Inem “José Felix de Restrepo”
por la mañana y cuando llegaba a mi casa veía telenovelas toda la tarde. Ya
había una nevera nueva y más grande, un nuevo horno de gas y mis papás me
regalaron una organeta pequeña. Mi papá consiguió un celular gigante.
Cuando cursé el bachillerato, la tecnología
avanzaba cada vez más rápido: cada año habían celulares más pequeños, luego a
color, con cámara y por último con internet. Lo mismo con los televisores, pero
estos en vez de volverse más pequeños se hacían más grandes y planos.
Los computadores, las memorias USB, los
celulares táctiles, el wifi, los televisores con internet, entre otras cosas, son
los objetos tecnológicos que me acompañan en el momento.
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